Mi nombre es Gerson llegué a Chicago junto a mi familia desde Colombia. Trabajo como enfermero en un prestigioso hospital de la ciudad. Siempre nos había ido muy bien, mi esposa trabaja en una oficina contable y las niñas van a su colegio. Una noche llegando a casa después de correr un rato, veo gente alborotada, estaba la policía, ambulancias y bomberos. No sabía lo que estaba ocurriendo. Me acerqué para saber lo que ocurría. Resulta que en una fábrica que estaba abandonada, habían conseguido a una chica golpeada y violada. Unos días después al llegar de mi trabajo, estaba la policía investigando por todo el vecindario. Se acercan a mi casa y nos preguntan si habíamos visto algo. Yo les informé que no estaba en casa, que cuando llegué ya estaban las autoridades en el lugar. Al parecer la joven había sido violada por un hombre latino, de unos 40 años de complexión fuerte. Cuando el oficial me dijo eso, le dije que la descripción era vaga, muchos latinos somos así. Al día siguiente llegaron los oficiales y me detuvieron por ser el principal sospechoso del crimen. Al parecer todo indicaba que había sido yo. Por supuesto que era un error, yo jamás haría algo así, tengo hijas. Desde el principio dije que era un error. Pero, cuando me piden mi coartada no pude dar el nombre de nadie que corroborara lo que decía, pues yo había salido a correr sólo. Nunca me fije si alguien me vio, así que no sabía cómo decirles donde estuve durante una hora. El principal motivo por el que me identificaron como violador fue por ser latino y mi acento colombiano. Aunque lo del acento no lo habían dado a conocer era una de las pistas para identificar al atacante. Fueron dos días de agonía en la estación, me preguntaban dónde estaban las demás víctimas. Yo no entendía, pero al parecer este hombre que buscaban había violado antes y asesinado a las mujeres, sabían que era él, porque les marcaba con una X en su brazo derecho. Yo no podía decir dónde estaban porque no había sido yo. Me torturaron psicológicamente para que hablara, pero no podía decirles nada ya que no lo sabía. Nadie sabía, además de mi familia, que me habían detenido como sospechoso. Así que al tercer día de estar detenido, apareció una nueva víctima violada y marcada, pero lamentablemente falleció en el hospital. Esto fue bueno para mí, aunque suene mal decirlo, pero eso hizo que desaparecieran las sospechas sobre mí. Aunque un oficial decía que yo podía tener un cómplice, total era colombiano igual que el violador. No me soltaron de inmediato, pero por lo menos dejaron de atormentarme y me dieron agua y algo de comer. Ya que tenía más de dos días sin comer nada. El análisis de esta chica arrojó más información, encontraron ADN y con eso pudieron conseguir al culpable. Era un colombiano de 40 años que tenía mucho tiempo viviendo en los Estados Unidos, pero le hablaba a sus víctimas en español con su acento colombiano. Y claro, yo soy latino colombiano y no tenía coartada, el culpable perfecto. Me soltaron y limpiaron mi expediente, pero esos momentos que pase detenido no los voy a olvidar. De verdad que es horrible caer preso y más por algo que no hice. No puedo evitar tener aspecto de latino ni ocultar mi acento, pero eso no me hace un delincuente. Leo sus comentarios.